Jerez de la Frontera (España)
En el cada vez más multitudinario mundo de las casas rurales, existen algunos establecimientos que son auténticos oasis. Sitios que engañan, porque el nombre y el aspecto no da una idea de la calidad y cuidados del lugar.
Mientras que otros buscan la fama y el falso lujo, otros quedan escondidos, como refugios de paz y tranquilidad. Cuando lo que uno necesita es olvidarse del mundo o cargar pilas, hay que saber elegir bien y la Casa Viña de Alcántara es un acierto seguro. El hotel hace olvidar el bullicio, el estrés y el espíritu acelerado. Aquí todo discurre de manera tranquila y sosegada con la cadencia que sólo se da en el Sur. Para empezar es un lugar escondido al que no se llega por azar. Para no perdernos merece la pena seguir las indicaciones… de la antigua carretera nacional de Jerez a Arcos de la Frontera, con formas y curvas propias de camino de señorío andaluz, con un rico pasado de herencias árabes y un tapiz colorido de campos de labranza. En la vera de esta ruta en una zona boscosa se encuentra Viña Alcántara. Es un lugar mágico, rodeado de un inmenso jardín de palmeras, laureles y cipreses, algunos de los árboles que proporcionan una sombra que en verano cuando el calor no perdona. Su discreta entrada y su sobria imagen exterior habla de buen gusto. Es difícil, decidirse por qué rincón destacar o qué detalle resaltar. La delicadeza y un cierto aire anacrónico cobran todo su sentido en las estancias de Viña de Alcántara. No es sólo, que todo sea acogedor, sino que cada espacio está hecho para un mueble y cada pieza del mobiliario está pensada para cada rincón. Pero lo que realmente imprime su carácter de casa vivida son los objetos que la adornan. Mucho tiempo dedicaron los propietarios a visitar viejas almonedas y tiendas de antigüedades. Cada pieza escogida con mucho cuidado y algunas por motivos sentimentales, que sólo su dueño conoce. Hay nueve habitaciones, y como en el resto del hotel, la decoración sigue la línea de casa de campo inglesa elegante, sencilla y muy cálida. Los colores tierra se conjugan con pequeñas antigüedades que salpican los rincones en forma de fotografías, pinturas o bordados. En los baños el mármol blanco se mezcla con vigas de madera en el techo o pinturas murales en las paredes. Recuerdos personales, visitantes famosos, imágenes "vintage". Lo de la casa de campo inglesa no es casualidad, el dueño Gonzalo del Río, un hombre de voz pausada, combina a la perfección su naturaleza jerezana con una formación "bristish", siguiendo la más clásica tradición de mundo del sherry. Además siendo su segundo proyecto, el primero es Casa 7 en Sevilla, esto era ya perfeccionar la excelencia. La primavera acelera todos los procesos y eso sucede también a los huéspedes. El campo abre el apetito y al estar fuera de casa hay tiempo para disfrutar de un buen desayuno. El hotel Viña de Alcántara no tiene restaurante propio, por lo que echa el resto en el desayuno. El café es intenso y lo acompañan unos huevos revueltos aromatizados con un exquisito aceite de oliva de la tierra. Y para quien quiera permitirse un pequeño exceso, se recomienda "las sutiles láminas de panceta" crujiente sobre una tostada. Zumos naturales y refinada bollería son un buen complemento… Tarde de lectura o tranquila charla sobre caballos. No se puede hablar del hotel, y no hacer referencia a las viñas, que lo rodean cuyas uvas son la base de Jerez o Sherry; bebidas tan españolas que a veces son mejor valorados en el extranjero, que en nuestro país. Es hora de ir aprendiendo las cosas buenas de la propia casa.
Casa Viña de Alcántara
Ctra. Jerez – Arcos de la Frontera. Km. 8,600
Jerez de la Frontera. Cádiz.
Tlf: 956 393 010
http://www.vinadealcantara.com/
Nº Habitaciones Dobles: 9 Precio: temporada baja 150 €. Temporada alta entre 250 y 300 € incluido desayuno.
Como llegar:
Por la A4 hasta Jerez de la Frontera, una vez en la localidad coger la Ctra. que nos lleva a Arcos de la Frontera, la A-382 y a 8 km encontraremos indicaciones a Casa Viña Alcántara.
“Magnífico recuento de la que fue casa de mi bisabuela Angélica de 1902 a 1947, luego de la cual la alquiló, hasta su fallecimiento en 1973, a la familia Saenz. Mi abuela, a su vez, se la vendió a los Sáenz en 1974. Sólo dos detalles. Ella fue Mujer de Nicaragua y de las Americas, no en 1949, sino en 1958. Saludos
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