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Imagen del robot | Un robot de apenas 20 centímetros de altura, 30 de ancho y 50 de longitud, diseñado por Armando Guerra Calva, ingeniero del Instituto Politécnico Nacional, actualmente guía la exploración subterránea, en un túnel realizado hace más de mil 800 años debajo de la Pirámide de la Serpiente Emplumada en la Zona Arqueológica de Teotihuacan (ver información inicial). Apoyado por primera vez en la robótica, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) presentó el 10 de noviembre de 2010 a “Tlaloque I” —vehículo de tracción de nueve kilos de peso, equipado con dos cámaras de video y un sistema de rodamiento—, carro-robot que le ha permitido hurgar en las entrañas de la “Ciudad de los Dioses”. En el túnel localizado a 15 metros de profundidad, se hacían rituales para investir a los gobernantes del poder divino. De acuerdo con las hipótesis de los especialistas y con los estudios de georadar realizados por expertos de la UNAM, esta oquedad de aproximadamente cinco metros de diámetro, podría llevar a los arqueólogos a descubrir tres cámaras funerarias de los soberanos teotihuacanos. El arqueólogo Sergio Gómez, director del Proyecto Tlalocan: camino bajo la tierra, aseguró que este túnel es muy importante, pero más lo ha sido en estos días, el robot Tlaloque I, que les permitió observar el interior y descartar la presencia de gases o algún otro riesgo para los trabajadores. Luego de la exploración emprendida ayer por Tlaloque I, que recorrió apenas 37 metros de distancia, alcanzando a mostrar una piedra labrada, el director del proyecto tomó la decisión de que en dos semanas bajará para ingresar físicamente al conducto.
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