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Destinos / Nicaragua
Volcanes de Nicaragua
La maravillosa fuerza de la Naturaleza
Los olores del infierno, los sonidos del peligro, así podrían definir algunos los volcanes. Creadores de lo que vemos, dadores de vida y también peligrosamente destructores. En tierras nicaragüenses conviven con ellos a la perfección, casi olvidando que sus despertares suelen ser peligrosos.
Texto: Patricia Hervías Fotos: Josep Guijarro

Nicaragua, la tierra de los lagos y volcanes, se abre paso descarnada entre la impasible mirada de sus habitantes que -quizás- viven el día a día pendientes de si tendrán que volver a vivir aquella fatídica mañana del 23 de diciembre de 1972 cuando un terrible terremoto devastó Managua causando más de 10.000 víctimas mortales y 20.000 heridos. Por desgracia la ciudad nunca se recuperó de aquellos fatídicos 6,2 grados en la escala de Richter y sus posteriores réplicas.

Sabor a azufre
Y eso es lo que pasaba por mi mente, cuando me apeé del vehículo que me había llevado al Parque Nacional Masaya. Mis pulmones notaron de inmediato que algo no iba bien. Un terrible sabor a azufre comenzó a instalarse en mi garganta y una extraña sensación de olas intermitentes de calor me pusieron en alerta.
Franklin, director comercial del hotel Barceló Montelimar, me presentó formalmente al culpable de toda esa extraña sensación. “Este es el cráter Santiago. De los cuatro que existen en el parque nacional, este es el que está más activo. Luego existe uno que se ha tapado y dos más que están dormidos. En cualquier momento…” Dibujó entonces una mueca en su cara, muy expresiva, dándome a entender que podrían ponerse en marcha en cualquier momento. De nuevo, me sorprende la naturalidad con la que lo asume. Yo estaría aterrada. Y no ha sido el único nicaragüense que me ha hecho ese tipo de observación despreocupado.
Un golpe de viento y un rugido que surge de las mismísimas entrañas de la tierra. Humo gris. La explanada se llena y con él ese desagradable sabor en la boca. Un cartel me advierte que no permanezca más de 20 minutos en aquel lugar, en la boca del infierno mismo, a riesgo de contraer algún problema respiratorio.
Pasados unos minutos todo vuelve a la calma. Me sorprendo al constatar que existe una cueva donde los indígenas realizaban sus cultos, al lado del volcán. Pero más me asombra que, a 110 metros de la entrada al cráter, también existe un templo donde ubicaban a la mujer anciana con poderes mágicos, y donde sacrificaban a los jóvenes para calmar la furia del volcán.
De estos descubrimientos, se llega a comprender porqué nacieron tantas leyendas que hablan de volcanes con lagunas encantadas y de lagos de fuego que burbujeaban como el propio infierno.

País de volcanes
En el país de los volcanes, recorrerlos todos y cada uno es casi misión obligada. Pero si, por culpa del tiempo, tus posibilidades se ven menguadas, una alternativa es elegir alguno de ellos o conformarte con sobrevolarlos. Yo pude ver tres calderas mientras volaba de Managua a San Carlos. Es algo impresionante ver la fumarola activa transformando el paisaje casi en algo prehistórico.
A través de nuestros ojos de buey, disfrutamos de la visión en el Lago Nicaragua de la Isla de Zapatera, habitada hoy en día, en el que el volcán que allí habita ya no tiene ninguna señal de actividad, aunque ahora es un gran vergel boscoso.
El agua sigue pasando bajo nuestros pies, pero sorprende que ya desde lejos comencemos a ver un “monstruo” en altura. Hablamos del Volcán Concepción, cuya última erupción, hasta el momento, fue en 1986, y aun a pesar de ver como la fumarola preside lentamente su corona, el verde que rodea y la posibilidad de subir a su cráter mientras plataneros y café, pasean a tu lado, nos han dicho que es la experiencia más extraordinaria que ha de culminarse con la llegada a su cráter.
Poco más allá, en la isla de Ometepe, se puede ver el volcán Maderas, que se encuentra inactivo. Está cubierto de bosques, que desde la altura se distingue como un gran manto verde, culminado con una curiosa laguna cratérica. Un paisaje casi con un ambiente “fantasmal”, que nos puede evocar a lo más profundo del misterio de la naturaleza. Una que a pesar de ser bella, también es peligrosa y muy agresiva, que ha modelado no sólo Nicaragua sino a toda Centroamérica. Convulsa y hermosa, que se distingue en un sueño de posibilidades eternas. Allá, en el país de los mil y un volcanes.


Reportaje publicado en nuestra edición número 3, de febrero 2010. http://www.los32rumbos.com
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