Los 32 rumbos - revista on line de viajes
VERSIÓN PARA IMPRIMIR
Escapadas / España
Gran Canaria
Un continente en minuatura
La idea que acude en nuestra mente al pensar en Gran Canaria, es la de una isla con largas playas de arena amarilla y sus mundialmente famosos carnavales. Pero, en esta ínsula el visitante se encontrará con un pequeño gran continente donde pasará del desierto al bosque disfrutando de una gran biodiversidad digna de cualquier gran territorio.
Texto: Patricia Hervías Fotos: Josep Guijarro

Pese a su fama internacional como destino de Sol y Playa, gracias a sus centros turísticos, como Playa del inglés o Maspalomas, la isla de Gran Canaria trata de desmarcarse de los tópicos y se perfila ahora como un lugar de naturaleza incomparable, poseedor, además, de un pasado fascinante en el que entremezcla el mito y la leyenda.
Habitada desde mediados del primer milenio por colonos bereberes del norte de África, la cultura de los Antiguos Canarios -como se les denomina- está siendo redescubierta y constituye un nuevo atractivo de cara a los viajeros que buscan un valor añadido a sus destinos.
Algunos sugieren que incluso la denominación Canarias puede derivar de la voz bereber “canarii” con la que se conocía a una de las tribus colonizadoras, en detrimento de los pájaros de color amarillo que todos conocemos. Así me lo explica Armando, mi guía en esta bella isla, quien me contó que a pesar de las diferentes versiones y discusiones sobre el lenguaje y procedencia, de lo que si se está seguro es de que el adjetivo “Gran” que figura frente a canarii deviene del miedo y admiración que los conquistadores españoles que llegaron a estos pagos en siglo XV tenían a los habitantes de esta isla.

El desierto
Tengo la suerte de pisar Gran Canaria cuando el sol está cercano a su puesta, y mi primera parada es la Reserva Natural de las Dunas de Maspalomas. Sus 403,9 hectáreas son de origen mineral y orgánico. Están repletas de aves migratorias que reposan en La Charca, una laguna con agua dulce y salada que nace en el centro de la isla. Hablamos de más de dos kilómetros cuadrados de dunas que, desgraciadamente, van decreciendo sin remedio. Es impresionante disfrutar allí de la puesta del sol. Si, además, el viento sopla y la arena va de un lugar a otro, es casi como una visión fantasmal. La playa de Maspalomas descansa al fondo mientras el faro se ilumina indicando la ruta a los lejanos barcos que no llegamos ni a ver.

Tradiciones
Pero, más allá de los grandes centros turísticos ya conocidos, del bello Puerto Mogan (la Venecia canaria) o la bella playa de Amadores, poseedora de cierto toque ibicenco, quiero descubrir otra Gran Canaria. Así, a la mañana siguiente, con mi mejor calzado, pongo rumbo al Mirador Degollada de las Yeguas, desde donde disfruto de una vista panorámica de diversos barrancos, como el de Fataga, que nos da una idea de la vegetación semidesértica que posee parte de la isla.
Me enamoran los pequeños pueblos como Fataga, con pequeñas casas típicas y modos de vida que nos retrotraen en el tiempo. Tengo la oportunidad de visitar allí la casa-museo del conocido artista Luis Montull, que comparte con su esposa y parte de su obra. No menos especial me resulta San Bartolomé de Tirajana. Dentro de la Iglesia de Santiago de Tunte se conserva una talla de Santiago Apóstol que se remonta al siglo XVI y que protagoniza un Xacobeo local con una peregrinación desde la iglesia hasta Galdar. En San Bartolomé no dejes de probar el típico licor de guindilla, licor de cerezas (guindas), que se macera durante muchos años y al que se le añaden naranjas y limones.
Hablamos de tradiciones que han pasado de generación en generación, al igual que ciertas creencias y tratamientos para la salud (como las santiguadoras) de las que tuve noticias visitando un maravilloso Centro de Interpretación de Plantas Medicinales en la bella localidad de Tejeda. Desde esta recoleta población se disfruta de una bella panorámica del roque Nublo, uno de los iconos de la isla. El museo pretende acercar desde un punto de vista ameno y divulgativo tanto conocimientos científicos como anécdotas relacionadas con la flora y la fauna de uso medicinal en canarias.

Arqueología
Pero aun quedaba por conocer otra parte fascinante de la isla: sus yacimientos arqueológicos. Nos dirigimos a Artenara, donde casi todas las casas están excavadas en la piedra. Se trata de “casas cueva” que devienen de la forma tradicional de vivienda de los antiguos canarios. No olvides visitar la iglesia de la Virgen de la cuevita o el mirador de Miguel de Unamuno, que visitó la isla en 1910 y posee incluso una ruta propia. Si Artenara fascina, Acusa seduce por su misterio. Se trata de una fortaleza natural situada en una meseta de paredes verticales que está delimitada por los barrancos de Tejeda y El Merino, que se unen para confluir en el Barranco Grande. Este hecho le confiere una posición estratégica dominando casi toda la cuenca de Tejeda y por ser paso natural hacia la costa. Y no es de extrañar que hubiera sido ocupado por los antiguos canarios de forma intermitente desde el siglo VI, aunque fue despoblándose paulatinamente desde la década de los 70. El resultado es visualmente espectacular mostrando decenas de cuevas prehispánicas de aspecto misterioso. Bordeando la montaña en un trekking de media hora podrás disfrutar de muchas de ellas pintadas con almagre (un pigmento mineral empleado por los aborígenes) y llenas de extraños agujeros en el suelo. La más espectacular es la cueva de las estrellas, pero hay que escalar unos cuatro metros para llegar a ella. No menos misterioso es el Cenobio Valerón, cuya impresionante situación nos deja con la boca abierta. Situado en el margen izquierdo del Barranco del Calabozo, bajo un arco natural de 30 metros de ancho por 25 de alto y a unos 300 metros sobre el nivel del mar, se extienden más de 350 cuevas, cámaras, oquedades y silos, dispuestas en varios niveles, que fueron destinados al almacenamiento de los cereales. O eso es lo que los arqueólogos dicen. Yo me tomo unos minutos para contemplar este panal, intentando imaginarme de qué manera lo pudieron hacer.
Muy cerca de allí se halla uno de los primeros asentamientos de la isla y primera capital: Galdar. Su casco histórico merece un paseo tranquilo para contemplar viviendas señoriales que conservan sus rasgos artísticos de estilo bárroco al neoclásico y su plaza, catalogada como conjunto histórico artístico. Es ineludible la visita al Museo y Parque Arqueológico de la Cueva Pintada, donde podrás conocer la historia de los guanartemes, los antiguos reinos aborígenes visitando una sorprendente conjunto troglodita que encierra uno de los mayores tesoros: La Cueva Pintada. Se trata de una caverna con motivos ornamentales situados en la mitad superior de tres de sus paredes. Fue descubierta hace cerca de veinte años y, en su interior, fueron hallados algunos cadáveres, vasijas y otros objetos. Aún existen muchas incógnitas, pues mientras unos piensan que se trata de un lugar de enterramiento, otros están convencidos de que las pinturas, con el ya comentado rojo almagre y el blanco caliche, que se encuentra en las paredes un calendario lunar. ¿Quién podrá finalmente descubrirlo? Con ese pensamiento sigo a Guillermo, que regenta una empresa de deportes de aventura (ver guía práctica) para acercarme al conjunto arqueológico de la Guancha, también en Galdar. Fue descubierta en 1934, por casualidad con un tractor que encontró muchos huesos haciendo que se comenzara a escavar y encontrar estos túmulos circulares dedicados al enterramiento.
Finalizamos el recorrido por Gran Canaria navegando por la costa de Agaete y el mutilado Dedo de Dios, por culpa de una tormenta tropical bautizada Delta. Después me internaría por uno de los frondosos bosques de laurisilva en Los Tilos de Moya, situado dentro del Parque Rural de Doramas, un entorno natural que no te dejará indiferente.


Reportaje publicado en nuestra edición número 11, de noviembre 2010. http://www.los32rumbos.com
Todos los derechos reservados.