Los 32 rumbos - revista on line de viajes | |||
Escapadas / Alemania | |||
Franconia | |||
La ruta más gustosa de Baviera | |||
Cuando alguien quiere descubrir una ciudad o región, tiene muchas formas a su alcance. La mayoría suele hacerlo a través de sus monumentos, otras a través de su cultura y en ocasiones, por su gastronomía. ¿Qué ocurriría si lo hiciéramos de las tres maneras? Bamberg por su cerveza, Volkach por su vino y Würzbug por sus restaurantes. Encuentra aquí las respuestas. |
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Texto: Patricia Hervías Fotos: Patricia Hervías
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Al sur de Alemania existe una región llamada Franconia repleta de bellos paisajes y ciudades que evocan un pasado esplendoroso. Esta zona formó parte de los cinco ducados de la Francia Orientalis y su influencia se deja notar en las grandes construcciones y palacios de sus ciudades. Y, es que esta parte septentrional de Baviera, atesora historias de imperios, guerras y confrontaciones pero, también -y esto me interesa más- tradiciones que llenan el estómago. Configuro mi ruta gastronómica cuya primera parada es la ciudad alemana de las siete colinas: Bamberg. Emplazada en un hermoso lugar, Bamberg se extiende sobre el valle del río Regnitz, muy cerca del río Meno (Main). Se la llamó “La Roma Alemana”, dada la cantidad de monasterios e iglesias que salpicaban sus tierras y por la importancia que tuvo en su día como sede de príncipes-obispos. Curiosamente, a pesar de verse envuelta en numerosas guerras a lo largo de su historia, no fue de las ciudades que protagonizó más destrucciones, por eso hoy se puede disfrutar de gran parte del casco antiguo que pasó a formar parte del Patrimonio de la UNESCO desde 1993. Bamberg imperial Camino por entre sus calles para llegar a la orilla del río. Me quedo mirando maravillada, pues en la rivera que se encuentra frente a mi veo una hilera de casas que se ubican justo encima del agua. Esta zona, situada cerca de la calle Oberen SandstraBe, se llama la pequeña Venecia. Se trata de un conjunto de casas de pescadores que están profusamente decoradas y pintadas con alegres colores que disponen de un pequeño jardín/embarcadero. Así que los pescadores sólo tienen que salir por la puerta de atrás para tomar su barca e irse río abajo... Continúo para adentrarme por el centro del pueblo para ver hermosas casas con una arquitectura curiosa. Hay muchas tiendas y cervecerías, pues Bamberg es muy conocida por su líquido dorado. Para que nos hagamos una idea: Muchos años atrás existían aquí cerca de 65 fábricas... hoy sólo 16. ¿No está nada mal? Pues puedes degustar más de 50 clases de cervezas, aunque la más conocida es la Rauchbier, ahumada, que acompañada de alguna de las especialidades gastronómicas de la zona, como las salchichas fritas, las agrias o la cebolla de Bamberg con asado a la vinagreta, puede ser una gran delicia. Lo apunto en mi cuaderno para después. Me llama la atención un edificio que se encuentra en medio del río, situado en una isla artificial unida por dos puentes, y resulta ser el Antiguo Ayuntamiento. La leyenda cuenta que los obispos se negaron a dar a la ciudad un lugar donde poder situar el consistorio que los ciudadanos reclamaban. Pero lo que suena más a realidad, es que los orgullosos habitantes quisieron demostrar su creciente poder en la frontera entre su Inselstad (ciudad isla) y la Bergstadt (la colina de los obispos). A mi paso van saliendo plazas con villas impresionantes, como la Dessauer, que hoy es la Galería de Arte Contemporáneo, un palacio rodeado de agua, el de “Concordia”, o varias iglesias que finalmente hacen que acabe llegando a la Catedral. Es de color gris, arquitectura barroca y supe que ya desde el año 1007 se otorgó al rey Enrique II el derecho para construir en Bamberg un episcopado. Así que en 1012, y siguiendo el modelo romano, se consagró a San Pedro aunque dos incendios posteriores, hicieron que hoy quede poco de aquella época. De este edificio llaman la atención sus cuatro altas torres así como las amplias escaleras que nos conducen a la llamada Puerta del Perdón. Si miramos a la derecha -según subimos- podemos ver un “sapo”. Dice la leyenda que cuando se estaba construyendo la catedral, uno de los albañiles del coro oeste vendió su alma al diablo a cambio de que fuera él el primero en terminar su trabajo. El diablo puso a su disposición dos sapos que contribuirían a retrasar la obra. El juego consisten en encontrar el segundo. Es sorprende encontrar al rey Enrique III y su mujer Cunegunda flanqueando a la Virgen en el tímpano del templo, como santos que fueron proclamados. Su interior está prolíjamente decorado y en el podremos ver la losa sepulcral del Papa Clemente II, de los Reyes Enrique II y Cunegunda, y la curiosa figura del Caballero de Bamberg, una escultura ecuestre de busto redondeado, tallada en la primera mitad del siglo XIII y que es una lograda manifestación de arte gótico, con influencias de los escultores franceses. Frente a la catedral se encuentra el Palacio Imperial, hoy el Ayuntamiento, que fue donado por Enrique II al obispado. Tiene una bonita fachada renacentista y en su interior posee un museo con piezas muy interesantes. Pero como me han dicho que todos los días hay mercado con productos frescos en Maxplatz, voy hacia allí donde encuentro puestos repletos de verduras frescas y mucha gente comprando de un lugar a otro. Estamos en la época de espárragos y podremos encontrarlos y degustarlos de mil y una maneras. Miro mi reloj y veo que es hora de reponer fuerzas con alguna de las viandas que esta ciudad ofrece y de regarlas con algunos vinos. Vinos y … No muy lejos de Bamberg, a no más de una hora y poco, se encuentra el pequeño y medieval pueblo de Volkach. Esta villa está rodeada por viñedos, largas filas de verdes hojas y robustas raíces se sujetan con fuerza en una zona vitivinicultora por excelencia. Paramos antes de llegar al centro a una curiosa iglesia de peregrinación, Santa María en los Viñedos, que es famosa por dos diferentes razones. Subimos, flanqueados por vides, hasta llegar a su puerta. Durante el trayecto encontramos las estaciones de un Vía Crucis, mientras camino por el me cuentan que la iglesia es conocida por dos razones: La primera es que cuando la peste llegó a la población, los habitantes peregrinaron hasta la iglesia y eso -dicen- les salvó de la enfermedad. La segunda alude al robo de una talla del conocido artista Riemschneider. Llegamos al centro de Volkach y me siento como si hubiera dado un paso atrás en el tiempo. Las casas son de estilo renacentista, con fachadas de entramado de madera, las calles son estrechas y las plazas, están ricamente decoradas con estatuas y fuentes con historias. Pero por lo que es conocido este pequeño lugar, más allá de sus fronteras, es por la calida de sus vinos. Gracias a las aguas serpenteantes del río que atraviesa Volkach y su tierra caliza, consiguen ofrecen un singular aroma y sabor a sus caldos reconocidos internacionalmente. La gran Würzburg Cerca del río Main se encuentra la obispal y universitaria ciudad de Würzburg. Entre las principales atracciones se encuentran un montón de obras maestras del barroco sureño y la poderosa fortaleza Marienberg. Por toda la ciudad han dejado huella artistas mundialmente famosos como Tilman Riemenschneider, Balthasar Neumann y Giovanni Battista Tiepolo. El trovador Walther von der Vogelweide tiene, también, su tumba en esta ciudad. Una de las geniales creaciones del maestro del barroco, Balthasar Neumann, es la Residencia, erigida en el siglo XVIII y considerada “el palacio de los palacios” y declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. El mismo Napoleón la calificó como “la casa de curas más bonita de Europa”. Pero especialmente espectacular es la gran escalera doble decorada con frescos de Guivanni Battista Tiépolo, en la que se representan a los cuatro continentes conocidos en esa época: Europa, Asia, Africa y América. En la Residencia y en los jardines Hofgarten tiene lugar anualmente la fiesta de Mozart. Pero desde las alturas, coronando un promontorio sobre el río se pueden reconocer entre los viñedos las blancas torres de la fortaleza Marienberg ubicada en lo alto del valle del Meno, es el emblema de la ciudad y, hasta el año 1719, fue lugar de residencia de los obispos príncipes. Un altiplano rocoso con tres lados escarpados fue el lugar ideal para la construcción de una fortaleza de escape en el año 1000 antes de Cristo. La parte más antigua de esta construcción que hasta hoy existe, es una iglesia redonda del año 1000 antes de Cristo en el patio interior del castillo. Bajando de la fortaleza y cruzando por el viejo puente de 180 metros de largo sobre el río Meno “Mainbrücke” decorada con imponentes figuras sagradas. El puente lleva a la Catedral San Kilian, que le sigue en tamaño (105 metros) a las catedrales de Mainz y Speyer, es una obra importante de la arquitectura alemana de la época de los emperadores de la dinastía Salier. |
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Reportaje publicado en nuestra edición número 16, de junio 2010. http://www.los32rumbos.com Todos los derechos reservados. |
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