Los 32 rumbos - revista on line de viajes
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Viaje cultural / Reino Unido
Glasgow
Voluntad de renovación
La ciudad escocesa quiere dejar atrás su reputación de urbe obrera, gris y anodina. Y lo hace de la mejor manera posible: mostrando su lado moderno, divertido y joven. Glasgow se ha convertido en un referente del diseño industrial moderno, llevada por su inquebrantable voluntad de permanente renovación.
Texto: Gonzalo de Martorell Fotos: Gonzalo de Martorell
Glasgow nos recibe con un día típicamente invernal: cielo plomizo, mucho frío y una lluvia fina que insiste en ir y venir a su capricho. Un invierno típicamente escocés que en cualquier otro destino sería molesto pero que estando donde estamos resulta casi encantandor. Probablemente por eso, porque la “verde Escocia” no es verde por casualidad, mientras paseamos por sus callejuelas descubrimos gente encantadora, orgullosa de su ciudad y deseosa de romper la imagen que de ella se tiene de ser tan aburrida y tan gris como su cielo. Glasgow está peleando muy duramente por hacerse un sitio a la sombra de la dinámica y burguesa Edimburgo y demostrar que tiene mucho que ofrecer. Basta con acercarse a esta coquetona ciudad de 600.000 habitantes sin prejuicios para descubrir sus atractivos.
Así se explica el afán casi obsesivo de Glasgow por la renovación constante. Quiere huir de su pasado metalúrgico y rudo, del cliché del aire ennegrecido por el carbón y el humo de las fábricas y de las revueltas sindicales. La nueva Glasgow es una ciudad abierta a la cultura de vanguardia, que adora el diseño hasta el punto de haberlo convertido en uno de sus referentes culturales y que ha visto nacer a algunos de los grupos musicales más influyentes de finales del siglo pasado y principios del presente.
Pese a no ser la capital de Escocia es la mayor de las tres grandes urbes escocesas -Glasgow, Edimburgo y Aberdeen respectivamente- y la tercera del Reino Unido después de Londres y Birmingham. Además, la llamada “Gran Glasgow” es la segunda área metropolitana más poblada de Gran Bretaña tras el “Gran Londres”.
Una ciudad, decíamos, nacida a la sombra de los astilleros y las grúas siderúrgicas, arrullada por el sonido de las sirenas industriales y más volcada al martillo que al pincel.Los locales recuerdan con orgullo que durante la época victoriana la suya llegó a ser considerada la sexta ciudad más importante de Europa, que su metro es el tercero más antiguo del mundo tras el de Londres y Budapest y que es considerada por la UNESCO “Capital Secreta de la Música”. Y debe ser cierto, si consideramos que en los clubs nocturnos de Glasgow dieron sus primeras notas en público gente como Oasis o Franz Ferdinand.
Así que las cosas cambian.
Y Glasgow, más.

Mackintosh: el verdadero heroe nacional
Incluso en estos tiempos en los que Escocia vive también inmersa en profundos debates identitarios, el gran heroe nacional de Glasgow no usa falda “kilt” sino corbata de lazo y no maneja ninguna espada sino pinceles y lápices. Se trata de Charles Rennie Mackintosh (7 de junio de 1868–10 de diciembre de 1928) uno de los diseñadores y arquitectos más influyentes del siglo XIX y princioios del XX, verdadero precursor del Art Nouveau y un espíritu torturado que terminó, como tantos otros grandes genios incomprendidos, consumido por el alcohol.
La influencia de Mackintosh en el modernismo y postmodernismo europeo es tal que, simplemente, este movimiento no puede entenderse sin el trabajo de este oriundo de Glasgow que firmó en su ciudad natal sus mejores obras. Pese a eso es un gran desconocido para el gran público... aunque eso cambiará tras dar una vuelta por los innumerables rincones que lo evocan y dan a conocer su trabajo. Un buen sitio para empezar es la “School of Arts”, diseñada por Mackintosh en 1896 y en la que encontramos sorprendentes detalles visionarios. Mackintosh gustaba de las estéticas orientales, era un enamorado de su fusión a los diseños europeos y adoraba el miminalismo, la claridad y las formas limpias y diáfanas. En el recinto encontraremos, igualmente, una amplia exposición de muebles originales diseñados por este genio escocés; muebles que nos resultarán sorprendentemehte modernos pese a estar realizados a finales del siglo XIX. (Glasgow School of Art, 167 Renfrew Street. www.gsa.ac.uk)
Y para quienes deséen ahondar en la experiencia Mackintosh, visitar la casa -diseñada por él mismo- en la que vivió junto a su esposa Margaret Macdonald es otra manera de entender a un creador cuyas ideas son hoy más actuales que nunca. (The Mackintosh House. University Avenue, G12 8QQ)

Viaje al pasado, al arte y a la historia
Recordar el intenso pasado industrial de la ciudad -que lo llevó, por ejemplo, a ser referente en la construcción naval del Reino Unido- requiere, paradójicamente, de un paseo al futuro pues futurista es el precioso edificio, diseñado por Zaha Hadid. que alberga el Riverside Museum. (Riverside Museum. 100 Pointhouse Place. G3 8RS)
Aunque técnicamente dedicado al transporte urbano, en realidad este increíble museo -por cierto, un destino agradecido si se viaja con chavales- nos lleva de la mano en un recorrido apasionante por prácticamente toda la historia de la tecnología en materia de coches, motos, barcos, ferrocarriles y aviones del siglo XIX y XX. Los amantes del automóvil no deben perdérselo; alberga una increíble colección de coches clásicos de los 30, 40, 50, 60 y 70. La más completa de Escocia, según sus cuidadores.
Quienes prefieran un concepto más clásico, aunque no por ello necesariamente más aburrido, de museo deben dirigir sus pasos al museo Kelvingrove. (Kelvingrove Art Gallery and Museum. Argyle Street) Aunque no demasiado conocido para el gran público fuera de la órbita británica, es uno de los 15 museos más visitados del mundo. Sus 22 galerías temáticas incluyen tanto salas dedicadas a las ciencias naturales como a la historia o a la pintura. En este apartado destaca la verdadera estrella del museo: el imponente “Cristo de San Juan de la Cruz” de Salvador Dalí. Antes de llegar a él, sin embargo, nos habrán sorprendido los esqueletos de animales prehistóricos o un verdadero caza Spitfire superviviente de la Batalla de Inglaterra, colgado del techo, y que evoca aquellos años heroicos en los que “tanto le debieron tanto a tan pocos” y en los que numerosos aviadores de Glasgow entregaron su vida.
Dos museos más completan la oferta de la ciudad. Dos museos de formato y estilo diferentes pero igualmente apasionantes. El primero es el que acoge la colección Burrell (Pollock County park. 2060 Pollokshaws Road. G43 1AT) el legado de uno de los navieros más ricos de Escocia y que incluye una alucinante colección de arte oriental y medieval, así como cuadros de Degas, Cezanne y uno de los “Pensadores” originales de Rodin.
La otra propuesta museística no está demasiado lejos y es la Pollok House, la mansión de otra familia adinerada de terratenientes, la Maxwell, que la edificaron en 1750. Ávidos coleccionistas de arte español del siglo XVII, de sus muros cuelga la colección privada de cuadros de Velazquez, Murillo, Goya y El Greco más importante del Reino Unido. Por cierto, como no puede ser menos tratándose de un genuino castillo escocés, los trabajadores del museo aseguran completamente en serio que entre sus paredes mora el espectro de la “Dama de Gris”. Los vigilantes de seguridad de la mansión, habituados ya a su presencia, advierten que el fantasma en cuestión se dedica a pasear por las estancias del segundo piso hasta desvanecerse y que justo antes de que aparezca se deja sentir un agradable olor a lavanda. En la próxima visita a la Pollock House convendrá andar con el olfato bien

Shopping, Kilts y New York Times
En 2008 Glasgow fue elegida el segundo mejor lugar para ir de compras del Reino Unido tras la capital británica. Desde entonces mantiene su lugar en el ránking y no parece que ninguna otra vaya a discutírselo. A sus ciudadanos les encanta el shopping y buena parte de la economía de la ciudad se basa en el comercio. El centro de la ciudad está absolutamente dedicado tanto a las marcas de moda más punteras como a las más populares, incluyendo las que proponen ese punto de vanguardismo y excentricidad tan británico. No faltan, por supuesto, los establecimientos donde hacerse un “kilt” -la tradicional y archifamosa falda masculina- a medida. ¡Ah... y aviso a turistas osados en esto del vestuario!... nuestros amigos escoceses nos repitieron una y mil veces que no se lleva nada debajo del kilt y que ponerse ropa interior vistiéndolo les provoca la misma hilaridad que a nosotros, por ejemplo, las sandalias con calcetines de rombos. En cualquier caso, no es nada difícil ir paseando por Glasgow y ver a alguien llevando un kilt con toda normalidad.
El kilt es el gran tópico escocés. El otro es el whisky. Hay muchísimas tiendas donde se venden centenares de marcas del destilado nacional. Quien busque exotismo y exclusividad no tiene excusa. Quien valore más el precio debe acudir a las grandes superficies.
En resumen, la mezcla de tradición y modernidad -algo en lo que son verdaderos maestros en las Islas Británicas- ha convertido a la coquetona Glasgow en uno de los 45 lugares del mundo que, según el New York Times, hay que visitar este 2012

Reportaje publicado en nuestra edición número 28, de Marzo 2012. http://www.los32rumbos.com
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