Luis Pancorbo El mundo no se acaba en una vida |
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Incansable viajero y explorador de culturas y lugares, Pancorbo fue el primer viajero español que pisó el Polo Sur en 1969, a partir de ahí no ha parado de viajar por el mundo intentando descubrir y enseñar las diferencias que nos hacen únicos. |
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-¿Cuál fue el primer viaje que le hizo sentir la necesidad de enseñar nuestro alrededor? Mi primer viaje largo fue a Tetúan en 1966, cuando tenía 20 años. Me robaron el pasaporte y tuve que volver con un salvoconducto del Consulado, pero me pareció que África iba a ser desde entonces un “cielo protector”. -¿Cómo se sintió al ser el primer español que pisó el Polo Sur? Ese viaje a la Antártida en 1969 fue el inicial de mi trayectoria, si no el iniciático, y lo hice cuando tenía 23 años. Pude pisar el Polo Sur Geográfico, los 90 grados de Latitud Sur, siendo el primer viajero español en hacerlo, aunque no fui con esquís allí, sino en un Hércules de la Marina de los Estados Unidos. -Han sido muchos años trabajando para la televisión, ¿con los documentales ha enseñado el mundo a través de sus ojos? Empecé a grabar programas de “Otros Pueblos” en 1981, concretamente el capítulo de “Italianos” donde entrevisté a Umberto Eco y Monica Vitti entre otras grandes e inolvidables personalidades. Mi siguiente viaje fue a la India, aunque ya la conocía por haber hecho reportajes internacionales, por ejemplo en Calcuta durante la guerra de Bangladesh. Todo eso ha continuado hasta ahora mismo, porque a principios de este año 2009 ha sido cuando he terminado la duodécima serie. Tiene nueve capítulos, grabados desde Ruanda hasta Tayikistán, y está pendiente de emisión en TVE. Mientras, yo pongo una vela. -La serie documental “otros pueblos” que significa en su vida. -En años, 28. En capítulos, 130. En experiencia, mucha. En TVE no sé, no contestan. -De todo lo que ha hecho para TV, ¿cuál ha sido su experiencia o su momento más inolvidable? Vivir en un poblado yanomami, o en un poblado de pigmeos bambuti. O haberme acercado a los gorilas en el mismo sitio donde trabajó Dian Fossey. -Viajar es una necesidad o un estado de ánimo. Es una manera de vivir que se compagina con el debido ser y estar. -¿Se trae algo de cada viaje? Antes encontraba objetos apasionantes, por ejemplo un puñal tibetano de cristal de roca, usado para rasgar las tinieblas de la ignorancia. Ahora cada vez encuentro menos cosas interesantes y accesibles. -¿Consigue mimetizarse con la gente de cada lugar? Trato siempre de no llevar las respuestas, sino de preguntarles por su cultura y costumbres. No me mimetizo, observo y participo, con permiso de los locales, en un fragmento de su tiempo y su vida. Y lo cuento. -Al regresar de cada estancia, ¿qué deja atrás? Tengo que respirar profundamente para que el inmediato recuerdo no me haga mucho daño. Luego viene el recuerdo tamizado por la nostalgia, menos doloroso, pero es una amputación. Vives y dejas. Viajas y pierdes. Y lo que ganas está sólo en tu cabeza y en lo que puedas contar. -Conociendo tantas culturas, ¿se le hace difícil comer de todo? No es imposible pegar un bocado a un gusano de palmera, que sabe a nuez, si te mentalizas. Es la táctica que yo llamo de la angula. La angula parece un gusano también, un bichito poco recomendable, pero le pones ajo y el rollo de su precio y parece más noble de lo que es. -El lugar que más le ha marcado ¿Por qué? He vivido años en Italia y en los países nórdicos, Finlandia y Suecia, y he vivido semanas en más de cien países. El tiempo marca una diferencia de conocimiento. Pero si es bello el Teneré, la parte más dura del Sahara, una isla de la Polinesia no le va a la zaga. -Es de los que sabe cuando sale… ¿y cuándo regresa? He hecho y hago viajes de todo tipo, abiertos y cerrados. Sobreviví a la guerra de Vietnam, donde TVE me envió creyendo que había llegado la paz… -Un viaje pendiente… Más de todo, porque el mundo no se acaba en una vida. -¿Qué lugar recomendaría para nuestros lectores? -En Polinesia, Samoa. En África, Zambia. En Asia, Kyrguizistán. En América, Perú. En Europa algo entre Tarifa y Laponia. Y vuelta a empezar. -¿Qué herramientas lleva siempre en sus aventuras? El mejor destornillador, el cóctel de mismo nombre. La navaja multiusos decae con la edad. La linterna es necesaria. -¿Cuál es la peor experiencia que le ha tocado vivir en las grabaciones? Haber sido detenido en Mashad (Este de Irán), no fue plato de gusto tras un atentado en la mezquita de Reza Ali que causó más de cien muertos. Esta entrevista ha sido leída por 13389 personas
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