Los meses de verano se convierten, en las costas españolas, en una oportunidad para hacer negocio a pie de playa, sobre todo para el mercado ambulante. A la venta de ropa, complementos o refrescos, desde hace algunos veranos se suma una nueva oferta: masajes a la orilla del mar. Por una tarifa que oscila entre los 5 y los 20 euros, en función de la duración y la parte del cuerpo, estos masajistas ofrecen servicios que van desde la cura de contracturas hasta el arreglo en problema de vértebras. Pero lejos de tratarse de personal cualificado, estos masajistas carecen de la titulación que se obtiene al realizar Cursos Masajes que acredite su conocimiento y puesta en práctica. El resultado de estas malas prácticas son serios daños en la salud de quienes se prestan a sus servicios. Las lesiones más comunes pasan por daños musculares, como las sobrecargas, mareos y vértigos e incluso roturas de músculo y fracturas de vértebra, además de irritaciones cutáneas e infecciones fruto de la insalubridad en estas prácticas costeras.
Advertencia de los Fisioterapeutas El Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas es consciente del peligro que suponen estos masajes en la playa y desde hace ya algunos veranos viene desarrollando campañas informativas a fin de que estas ofertas sean rechazadas: “Los peligros de este tipo de prácticas son muy diversos. En primer lugar, el ciudadano se pone en manos de una persona de la que no sabe absolutamente nada. No sabe cuál es su formación ni cuáles son sus conocimientos; pero lo que es más grave, no dispone de ninguna referencia del mismo para efectuar reclamaciones ante posibles lesiones o malas prácticas”, comenta Pedro Borrego, Presidente del Consejo. Además, los fisioterapeutas quieren destacar el riesgo sanitario que suponen estas prácticas que incumplen todos los requisitos de higiene y seguridad: “Es nuestra obligación informar a los ciudadanos sobre el riesgo que corren al someterse a los servicios de estos individuos que no disponen siquiera ni de agua para lavarse las manos después de realizar prácticas en espaldas, pies u otras zonas del cuerpo de diferentes personas que pueden, a su vez, padecer cualquier tipo de afección dermatológica como hongos u otras”, añade Borrego. Estas prácticas clandestinas se encuentran penadas por la ley, incumpliendo los reglamentos de sanidad y consumo y siendo una actividad fraudulenta desde el punto de vista fiscal y de la Seguridad Social. Para disfrutar de un masaje en la playa que cumpla con la ley, el masajista debe contar con un título homologado especifico en materia de masajes; su instrumental deberá cumplir las condiciones sanitarias y éste deberá estar contratado por un restaurante de playa o ser autónomo y contar con un seguro de responsabilidad civil para cubrir eventuales reclamaciones de los clientes.
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