| Imagen del altar | Desde verano de 1812 la Iglesia de Nuestra Señora
de la Asunción
de Chinchón alberga el cuadro ‘La
Asunción de la
Virgen’, que realizó Francisco de Goya, tal y como se indica
en una inscripción que lleva en el bastidor. Se cumplen ahora 200 años que este
importante lienzo, salido de las manos de uno de los más grandes genios que ha
dado nuestro país, fue colgado en el Altar Mayor de esta iglesia motivo por el cual el
Ayuntamiento de Chinchón anima a acercarse a la ciudad
para ver esta obra de arte pictórica. ‘La Asunción de la Virgen’ es un cuadro para
observar lentamente, fijándonos en todos sus detalles, desde los ángeles
agitados de la parte baja, a los querubines que rodean a la Virgen. El rostro de la misma está basado en los modelos de belleza de
la antigüedad, pero tiene una gran personalidad en su interior, su
expresión es paciente y bella. Goya supo reflejar perfectamente la importancia
mariana y su sentido profundo en el ámbito mediterráneo y español. Pero el
pintor zaragozano dejó patente su
impronta “revolucionaria”, artísticamente hablando, dando importancia a las
curvas de la Virgen
como mujer, al no representarla con la típica aureola que representaba a todas
las figuras religiosas en la pintura y al plasmar querubines con una edad más
avanzada a la estipulada en los cánones de la época. Desde el punto de vista
artístico, nos encontramos ante una composición de primer orden dentro de la
producción de Goya. El reconocimiento
de esta obra, por parte del propio autor,
como una de sus obras más destacadas, le da una enorme importancia. Goya dejó
en Chinchón una de las obras religiosas
más importantes que realizó a lo largo de su vida y es un testimonio más
que evidente de la fuerte relación que unió a este artista universal con el
municipio. Cabe destacar, entre otras
curiosidades, que el gran pintor se decidió por esta ubicación para su
lienzo gracias a que su hermano, Camilo, fue párroco de la Iglesia de Nuestra Señora
de la Asunción
y se lo pidió personalmente. Además, Goya, ya en edad avanzada, decidió pasar
un largo periodo de tiempo en la ciudad, estableciendo su residencia e incluso,
dándole tiempo para amar a mujeres de la villa, entre las que destaca ‘la
graja’.
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