Un equipo de arqueólogos de la Diputación Provincial de Valencia, analizó el pasado mes de agosto un bloque de caliza de unos 67 centímetros de largo por 30 de ancho que hallaron durante la campaña de excavaciones en 1996. Los especialistas lo localizaron en lo alto de una elevada estalagmita. La pieza, de la época musteriense, se halló junto a restos humanos neandertales. La roca presenta la forma de la cabeza de un oso cavernario. Es triangular y destaca el hocico, la protuberancia frontal y la corta oreja. Los expertos opinan que esta pieza pudo ser recogida y utilizada por los habitantes de la cavidad porque su perfil es muy similar al del oso de las cavernas de la época del paleolítico. Sin embargo, lo más llamativo son las incisiones paralelas, y en algún caso entrecruzadas, que se observan en la parte central del bloque calcáreo. La pieza de piedra no es una escultura, es decir, no fue labrada por los neandertales sino que estos la recogieron porque tenía forma de cabeza de oso. Asimismo, los arañazos que se observan probablemente los realizaron los ocupantes de la Cova Foradà empleando garras de este mismo animal con fines rituales de tipo chamánico. No obstante, el equipo dirigido por José Aparicio prefiere esperar a concluir las investigaciones iniciadas para pronunciarse con más rotundidad sobre la pieza. En primer lugar, se realizará en el laboratorio un minucioso estudio de las incisiones que, aunque los primeros exámenes parecen asegurar su carácter artificial e intencionado, «hay que esperar a un examen con lupa binocular para constatarlo». En segundo término, se procurará cotejarlo con zarpazos de oso existentes en diversas cavidades.
Un caso único en España Todo apunta a que el descubrimiento en la Cova Foradà de Oliva es un caso único en España. Los expertos remarcaron que existen indicios, publicados en revistas especializadas de prestigio, de que los neandertales, entre el 200.000 y el 30.000 antes de Cristo, rindieron culto al oso de las cavernas, al cual llegó a disputarle la propia cueva como habitáculo. Así, en Drachenbouch (Suiza), varios cráneos de oso se encontraron apilados en un arca de piedra, probablemente construida por los neandertales que vivieron en el vestíbulo de la caverna, según relató Aparicio. En Regordou, sur de Francia, se encontraron unas veinte calaveras de oso en una fosa rectangular. La cueva Basua de Savona (Italia) se hizo famosa porque en una estalagmita se creía ver un animal y se rodeó de bolas de arcilla con huesos de oso esparcidos por el suelo. El jefe de arqueología de la Diputación explicó que este hallazgo respaldaría la hipótesis de que los neandertales poseían un nivel de cognición más elevado del que se creía.
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