| Espectacular imagen del desierto de Atacama | Los hoteleros de San Pedro de Atacama están preocupados por disponer de espacio para alojar a los turistas que vendrán el próximo 21 de diciembre de 2012. Se ha difundido el rumor de que este pueblito, enclavado en medio del desierto del norte de Chile, es el más seguro para sobrevivir a las poféticas catástrofes que se avecinan en la transición de quinto al sexto Sol del calendario maya. En el hotel Terrantai, por ejemplo, apenas quedan habitaciones. Normalmente, las reservas se hacen con un mes de anticipación pero este año, los pedidos para diciembre empezaron a llegar mucho antes. A pedido de la alcaldesa, Sandra Berna, los propietarios trazaron un plan de emergencia para derivarse a los visitantes, en caso de quedar sin plazas. Los más precavidos del sector turístico han traído carpas de Antofagasta y de Calama, las ciudades más cercanas al oasis. "No creo en el fin del mundo pero sí espero que llegue mucha gente. Los que saben me han dicho que se viene un cambio lleno de buenas vibraciones y que las profecías señalan a San Pedro como el punto con mejores energías en la Tierra", ha declarado la edil al diario 'Hoy por Hoy'. Una legión de astrólogos, videntes y místicos ya pululan por las callejuelas de este pueblo, ubicado a 1.670 kilómetros al norte del Santiago de Chile. La localidad de 2.500 habitantes se encuentra en medio de uno de los paisajes más imponentes del planeta. A una hora de viaje, yendo hacia el este, se encuentra el Salar de Atacama, el quinto mayor depósito salino del mundo, con sus bandadas de flamencos sobrevolando la planicie. El valle de la Luna, a 12 kilómetros del caserío, es una depresión rodeada de dunas y de impresionantes crestas filosas. Para rematar el aura mística que rodea a San Pedro, los cielos de la región son los más transparentes del mundo. La prueba está en que los científicos asociados de Europa, Norteamérica y Asia del Este la eligieron para emplazar el observatorio astronómico más grande del mundo. "Este es un lugar privilegiado para observar el movimiento de las constelaciones, la noche del 21 de diciembre".
Alucinógenos y chamanes La Policía también ha tomado precauciones de cara al Sexto Ahuan. En esta zona abunda el cactus Lophophora, de propiedades alucinógenas. Los que inhalan sus alcaloides pueden padecer de trastornos psicóticos que los llevan a hacer cualquier cosa. "Mucha gente se ha extraviado en el desierto por culpa de esa droga. Caminan sin rumbo cómo sonámbulos. No faltarán los turistas que les dé por fumarla en diciembre. Buscar a una persona en la inmensidad del Altiplano", comenta Álvaro Aguirre, oficial de Carabineros. En todo caso, la práctica de ponerse en trance no es nueva en el norte de Chile. Los chamanes de la comunidad atacameña lo hacían hace 11.000 años para ponerse en contacto con los espíritus. Los arqueólogos han encontrado tubos de hueso de llama que servía a ese fin.
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