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Imagen de las ofrendas |
Dos centenares de fulgentes piezas de piedra verde, jade, pirita y obsidiana, entre ellas 70 teselas que conformaron dos máscaras, más una rica vajilla funeraria, son la prueba de que hace 1,500 años un alto personaje maya fue enterrado en la cámara principal de la tumba del Templo XX de Palenque, en Chiapas, pero cuyos restos mortales fueron retirados en algún momento de la época prehispánica. Para los investigadores que colaboran en este proyecto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dirigido por el arqueólogo Arnoldo González Cruz, se han abierto nuevas incógnitas sobre este espacio funerario ante la ausencia del entierro principal, fechado en las proximidades de la fundación de la dinastía palencana, hacia 350-550 d.C., en el periodo Clásico Temprano. Arnoldo González explicó que “a veces aparecen nada más segmentos corporales, extremidades inferiores, algunos dientes, y pese a encontrar toda la ofrenda, no están los restos óseos de un individuo que haya sido depositado ahí”. Otra de las posibles explicaciones, dijo, sería que los restos mortales del personaje hayan sido exhumados y trasladados a otro lugar, una práctica conocida y documentada en tumbas no sólo de Palenque, sino de otras urbes mesoamericanas. “Apenas comenzamos a examinar la distribución de los materiales, encontrados en 2012, al interior de la cámara central (de 2. 85 m de largo, 1.50 de ancho y 2.50 de altura); quizá estemos hablando de dos momentos, de un posible ingreso posterior a la colocación del individuo. Esto lo podremos determinar con los estudios de la química de suelos y de la cerámica que formó parte de la ofrenda”, detalló. En palabras del director del Proyecto Arqueológico Palenque, aún es prematuro decir que en la tumba del Templo XX fue enterrado uno de los fundadores del linaje de Lakamha, “Lugar de las grandes aguas”, antiguo nombre que se ha atribuido a este sitio maya. No obstante, sí corresponde en temporalidad al periodo Clásico Temprano. La datación preliminar del contexto mortuorio también ha sido sustentada mediante los análisis de la cerámica realizados por el doctor Joshua Balcells González, quien detalla que la vajilla integrada por cuatro platos, seis cuencos y un pequeño cajete con vertedera, parece remitir a dos momentos durante el paso de 350 a 550 d.C., “sin duda alguna, el conjunto refiere a uno de los momentos más tempranos del Clásico de Palenque, relacionado directamente con la fundación del linaje”.
Fuente: INAH
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