|
Nuevos descubrimientos cerca de las pirámides | En el altiplano de Gizá, donde se erigen las tres impresionantes pirámides faraónicas, se han desenterrado los restos de una antigua mansión que parece haber sido habitada por personas de la alta sociedad hace la friolera de 4.500 años. El emplazamiento ha sido descubierto en una base a tan sólo 400 metros al sur de la famosa y enigmática Esfinge de Gizá. Además de los cimientos, se han encontrado en un montículo cercano vestigios óseos de reses y dientes de leopardo, que sugieren que estaba habitada por oficiales reales de alto rango social. La residencia consta de un total de 21 habitaciones y forma parte de toda una ciudad portuaria que data del Imperio Antiguo (entre el 2649 y 2150 a. C), más concretamente de tiempos del faraón Micerinos, que construyó la tercera y menor de las tres Grandes Pirámides de Gizá. Los nuevos hallazgos han sido presentados durante un simposio organizado por la Sociedad para el Estudio de Antigüedades Egipcias, en el que ha participado el principal promotor del descubrimiento, el egiptólogo Richard Reeding. De acuerdo con sus declaraciones, los cerca de 100.000 huesos de ganado analizados no superan los 18 meses de edad, por lo que se trata de ganado lechal que sirvió como alimento para la gente que vivía en la casa. En consecuencia se trata de habitantes de muy elevado estatus social, pues sólo ellos podían permitirse comer carne de este tipo en abundancia. Además, los dos pares de dientes de leopardo encontrados entre los restos del montículo y de la propia vivienda avalan estas hipótesis. Al encontrarse aislados, sin un esqueleto completo de leopardo, sugieren que podrían haber formado parte de la indumentaria de la alta sociedad, incluida la de la familia real. Analizando pinturas murales del Imperio Antiguo, Reeding descubrió que muchos miembros de la alta jerarquía se vestían con pieles de leopardo incluso cubriendo su propia cabeza con la del animal, por lo que estos dientes podrían haberse desprendido de alguno de estos vestidos. Durante el barrido de pinturas murales, el egiptólogo se percató de que la clase de huesos más repetida en las escenas de ofrendas eran las extremidades anteriores, y apenas aparecían las posteriores como tributo a las deidades. En el sitio se encontraron sobre todo huesos de las patas traseras del ganado y no delanteras, por lo que es posible que en la casa se hubieran alimentado con los restos de las ofrendas, es decir, con lo que sobraba tras entregar a la divinidad las extremidades delanteras. Redding ha determinado que en las zonas del complejo residencial donde hay mayor concentración de extremidades delanteras de animales es donde se realizaban los tributos divinos. Y también la presencia de silos de grano como almacén de provisiones para cocinar pan y utilizarlo como ofrenda nos hablan de que se trata de un lugar dedicado a prácticas religiosas. A falta de nuevas exploraciones, las conclusiones de Reeding señalan la posibilidad de que se trate de una residencia de lujo habitada por sacerdotes del culto real. Las dataciones parecen ubicar el complejo en un llano donde antaño había una pequeña ciudad en la que vivía la gente que trabajaba en la construcción de la Pirámide de Kefren.
|