A partir de ahora, los turistas podrán acercarse más que nunca a la Fontana de Trevi. De hecho, podrán pasearse por un puente suspendido a pocos metros de las estatuas. La razón es simple: La emblemática fuente romana está de “restauración-show”, o lo que es lo mismo, mientras se limpia y se repara podrá seguir recibiendo a los miles de visitantes que tiran las famosas monedas. Bueno, en realidad no se tirarán las monedas al estanque sino a una bañera más pequeña instalada en el centro del monumento. Y así será, por lo menos hasta 2015, fecha en la que el alcalde de Roma, Ignazio Marino, termine el cuidado de alambres y restauradores. La operación a la vieja fuente se volvió necesaria después de que varios desprendimientos activaran una alarma que en Italia suena últimamente a menudo, de Pompeya al Coliseo. Y como para el monumento más simbólico de Roma, la fontana también será restaurada por un privado, a falta de dinero público: Fendi, firma romana de la moda. Las obras costarán más de dos millones de euros y la fuente ya está rodeada por paneles de plexiglás que permitirán observar a los empleados y la evolución de su trabajo. La pasarela suspendida se podrá pisar de 16 a 21.30 y, a partir de agosto, de 9.30 a 21.30. Inicialmente el puente dejará acceder a un centenar de personas a la vez aunque el aforo se irá ampliando hasta superar los 200 visitantes. Las obras también contarán con dos pantallas, a los dos lados de la fuente, que irán transmitiendo imágenes antiguas y recientes del monumento, además de sus apariciones cinematográficas. Y el que no quiera perderse ni un minuto de las restauraciones podrá seguirlas en directo en una página web.
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