Siglos de historia han legado a la ciudad pacense de Almendralejo tesoros de la talla del Disco de Teodosio, obra de plata conmemorativa que procede de finales del siglo IV y remite a los antecedentes romanos de la localidad. Sin embargo, el yacimiento prehistórico de Huerta Montero es, por su contenido, estado de conservación y accesibilidad para todo tipo de públicos, el monumento más visitado de la ciudad y principal atractivo de su oferta arqueológica.
El yacimiento de Huerta Montero corresponde a un enterramiento procedente del año 4.650 a.C., correspondiente a la Edad del Cobre o Calcolítico en el que se encontraron restos de 109 individuos, posiblemente de un periodo aproximado de 1.000 años. Además de huesos, contenía ofrendas que acompañaban a los difuntos, entre ellas vasijas de barro, cuchillos de sílex, idolillos tallados en hueso, cuentas de collar, ídolos decorados en pizarra y puntas de flechas que actualmente están en el Museo Arqueológico de Badajoz.
Cuenta con una profundidad de dos metros y una longitud total de 15,40 metros y se divide en tres partes: una rampa de acceso, un corredor y una cámara funeraria circular, techada con una falsa bóveda, de 4,60 metros de diámetro. Gracias a su construcción y orientación, la luz del sol durante el solsticio de invierno (el día más corto del año) atraviesa el corredor hasta iluminar la cámara circular, provocando un espectáculo emocionante, y evidenciando los conocimientos de los astros de estos pobladores.
A través de los paneles interpretativos y el discurso de los guías del monumento, el visitante puede conocer la dimensión del enterramiento dentro de la cultura de este pueblo, así como las nociones que nuestros antepasados poseían para la construcción, entre ellos la rudimentaria tecnología e instrumentos empleados. Además de estas visitas, se organizan todo tipo de actividades, entre las que destacan los talleres de arqueología para niños y la fiesta del solsticio de invierno.
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