Los escitas eran un grupo de fieros nómadas que prosperó durante más de mil años en las inmediaciones de lo que hoy es el sur de Rusia. De hecho, se cree que han sido un pueblo en guerra que ocupó las estepas de Eurasia central desde el siglo IX a.C hasta el siglo IV d.C, aunque no dejaron muchas evidencias de su existencia, y mucho menos su historia.
Esta civilización creó grandes montículos llamados Kurgans, uno de los cuales ha entorpecido la construcción de una línea eléctrica en la actualidad. Este suceso provocó que los funcionarios públicos contactaran con el especialista Anton Gass, para llevar a cabo una investigación. Con él llegó un equipo que no tenía más previsión que encontrar suciedad, arcilla y arena. Sin embargo, en esta ocasión los saqueadores no habían hecho del todo bien su trabajo.
Así, en la profundidad, en el interior de una capa de arcilla se ha hallado una cámara forrada de piedra, en cuyo interior yacían varios objetos de oro: dos vasos con forma de cubo, tres tazas, un anillo, un brazalete y dos collares, todos ellos de oro.
Según desvela "National Geographic", los vasos tienen inscripciones intrincadas en su superficie. Concretamente, en una se representa a un hombre de edad avanzada asesinando a otro más joven; mientras que en el otro se ve a grifos (seres mitológicos) matar a un ciervo y un caballo. "Ambos están tan bien hechos que los investigadores fueron capaces de distinguir detalles, tales como el estilo del cabello o el tipo de prenda de vestir, entre otros.
Los expertos también han informado de que habían encontrado residuos oscuros y pegajosos en el interior de los vasos, que después de un análisis resultaron contener cannabis y opio.
El hallazgo corresponde a la redacción del historiador griego Heródoto, quien describió que, en ocasiones, los escitas quemaban una planta para producir un humo que les hacía "gritar en voz alta".
Fuente: EUROPA PRESS