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Imagen de los restos del monarca | Según un informe que será publicado próximamente en el Journal of Anthropological Archaeology, el esqueleto de un hombre hallado en Copán, la antigua capital de un estado de los mayas, contiene indicios de una expansión colonial que se produjon más de 1.000 años antes de que los exploradores españoles llegaran a América. Los huesos provienen de K’inich Yax K’uk ‘Mo (Grande-Sol primero/Quetzal verde Macaw), el primero de los 16 reyes que gobernaron Copán y las tierras altas que rodean lo que hoy es el norte de Honduras por cerca de 400 años, del 426 a 820. Según el arqueólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison, T. Douglas Price, la química del hueso K’inich Yax K’uk ‘Mo indica que se crió en las tierras bajas mayas centrales, que se encuentran a varios cientos de kilómetros al noroeste de Copán. Junto con las inscripciones de Copán, la nueva evidencia sugiere que este primer rey nació en una familia gobernante de Caracol, un reino poderoso en las tierras bajas de Belice. Según el equipo de cientificos, pasó sus años de adulto joven como miembro de la corte real de Tikal, un reino maya en las tierras bajas centrales de Guatemala, antes de ser enviado a Copán para fundar una nueva dinastía en el asentamiento. “Estos resultados refuerzan la idea de que el estado de Copán fue fundado como parte de una expansión colonial”, dice el arqueólogo y coautor del estudio, Robert Sharer, de la Universidad de Pennsylvania en Filadelfia. “También demuestran la amplia red de conexiones mantenidas por los reyes mayas.” Esta línea de investigación apunta a desentrañar cómo era la cultura maya clásica, que dominó parte de México y Centroamérica de 200 a 900.
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