Los denominados picenos se encontraban dominando la zona entre los ríos Foglia y Aterno que delimitaba por los Apeninos y la costra adriática en el primer milenio antes de Cristo antes de ser absorbidos por el Imperio Romano.
Las familias de alta alcurnia de estos pueblos siempre vestían como guerreros y eran enterrados en lugares diferentes, además de estar sus sepulturas llenas de objetos de gran valor.
Y esto es lo que ha sido encontrado en el centro de la península itálica, una tumba con un ajuar increíble. Lo único es que aparte de un carro de guerra entero, un casco, armas y varios recipientes, no había cuerpo del fallecido.
Según arqueólogos de la Universidad de Bolonia, el propietario de esta tumba sea probablemente un hombre dado los aparejos allí encontrados. Pero a pesar de no tener un cuerpo, esta tumba de más de 2.600 años revela que se trata de una increíble colección de material para el estudio y sobre todo del estatus social del fallecido.
Como en casi todos los grandes descubrimientos, estos fueron realizados por “casualidad” al ser realizado cuando se estaba inspeccionando una zona antes de una nueva construcción. Realizado a vista de pájaro, el estudio, se reveló la existencia de un complejo de formas circulares.
Cuando se pusieron a trabajar sobre el terreno, al poco de comenzar, apareció la tumba y todo el ajuar, que se dató en el siglo VII antes de Cristo y que tenía unas dimensiones de 3,2 por 2,8 metros.
Y aunque los expertos hablan y saben que este tipo de hallazgos son raros, pero por ello y dada la opulencia del mismo, son conscientes de que el propietario tuvo que ser alguien que reunió gran poder político, militar y económico dados los recipientes recuperados, entre los que destacan una olla y un gran tarro o maceta de cerámica importados de la antigua Daunia (Apulia moderna, con capital en Bari).
