Viaje cultural / Serbia

Belgrado

Capital de la fiesta nocturna

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Belgrado

Belgrado disfruta de una excelente reputación en lo que a vida nocturna se refiere. A diferencia de otras capitales europeas, aqui no hay día de la semana en el que no se pueda salir por la noche. ¡Y así es para todas las edades, estilos de vidas y bolsillos! Te ofrecemos algunas pistas para conocer el pulso de esta Ibiza del este

Texto y Fotos Josep Guijarro

N o son pocos los que califican Belgrado como la Ibiza del sudeste de Europa. Y es que, tras los conflictos bélicos que hace más de una década convulsionaron la región y terminaron con la división de la antigua Yugoslavia, la capital Serbia lucha ahora por encontrar su lugar como destino turístico... y lo ha conseguido. Sus céntricas calles están abigarradas de pubs y discotecas con los últimos éxitos en música electrónica. Ésta sirve de reclamo para jóvenes de todo el mundo que buscan  ritmos, alcohol y fiesta de la buena. En una de las orillas del Danubio se extienden, también, grandes balsas  o discotecas flotantes, donde es fácil encontrar raves con DJ’s internacionales compitiendo con la música más tradicional. Aquí, las canciones de turbo-folk son las mismas que puedes escuchar en países como Turquía, Grecia, Bulgaria o Irán. Los jóvenes durante la noche, juegan en las mesas, hacen nuevas amistades y nacen simpatías al son de estas melodías... Pero empecemos por el principio.

Una ciudad que siempre hierve
Llegué a Belgrado a mediados de octubre. Temía que el frío congelara mis ganas de explorar la Ibiza del sudeste de Europa, pero no fue así. Hacía frío, sí, pero no el suficiente para que las terrazas de la ciudad estuvieran vacías o para que las chicas dejaran de lucir tipito. Sí, una de las primeras cosas que uno constata al llegar a Belgrado, es que todas las mujeres -sin excepción- están buenísimas. Desde las empleadas del aeropuerto, a las transeúntes, las meseras, o las recepcionistas… Pero ojo, estas mujeres simpáticas, sofisticadas y cultas no van pidiendo guerra sino que quieren ser tratadas de igual a igual y con respeto. En el fondo practican una costumbre muy eslava: ser vistas.Haga frío o calor, Belgrado siempre hierve. Uno puede sentir su palpitar caminando por sus calles impregnadas de olores y colores. Es la vida de una ciudad en la frontera de dos civilizaciones, en la confluencia de dos ríos, el Danubio y el Sava, que le confieren un enorme valor estratégico.Contemplo estas dos arterias fluviales desde uno de los lugares más bellos de la ciudad, justo debajo de una columna neoclásica que sostiene sobre su capitel al llamado Vencedor de Belgrado (Pobednik), un joven soldado que lleva un mensaje de paz y que se ha convertido en símbolo de Belgrado. Se  yergue en el interior de Kalemegdan, una robusta fortaleza, parque urbano  y núcleo de la parte más antigua de la ciudad. A la hora del ocaso, es fácil encontrar parejas besándose con el skyline de fondo. El inmenso jardín que rodea el castillo alberga, por las tardes, a numerosos tenderetes que te ofrecen desde de cómics, a curiosos objetos de la época comunista, también de gitanas que te leen el futuro, ancianos jugando al ajedrez y  niños que revolotean alrededor de los tanques del Museo Militar que se halla situado frente a la llamada Sahat-kapija o Puerta del reloj.

Empieza la diversión
Tras tomar algunas fotografías de la puesta de Sol desde este bello enclave, me monté en un taxi rumbo a la zona de Zemun, donde se erige uno de los restaurantes más de moda: el Reka. Hay que reservar mesa con casi un mes de antelación, pero vale la pena. Aquí, en Belgrado, la mayoría de los restaurantes disponen de música en directo que amenizan la degustación de la gastronomía local.  En Reka, sin embargo,  lo de menos es el menú. Lo verdaderamente importante es divertirse e interaccionar con los y las belgradenses. No te notarás extraño. Cuando visites Belgrado serás partícipe de una extraña familiaridad, que la gente es más cercana que en cualquier otro lugar, que reina el buen ambiente en todos los rincones, como si todos hubieran hallado su lugar mágico en el que sentirse muy a gusto. En Reka, por ejemplo, al llegar al postre, el volúmen de la música sube y el repertorio se vuelve intenso para que todo el mundo comience a bailar. Es una experiencia única. Cuando el ambiente está caldeado la gente se dispersa a las diferentes zonas de copas de la ciudad. Los más marchosos ponen rumbo a locales como Sargon, Zvezda, Underground o Mondo. Otra opción es dirigirse a Skadarlija, el bullicioso barrio bohemio de Belgrado  que comenzó siendo una sola calle con algún café moderno y alguna galería de arte y, poco a poco, fueron apareciendo decenas de acogedores locales de diseño y de nuevas propuestas de ocio.Esa primera noche en la capital serbia opté por un paseo por el centro, que goza de calles netamente europeas y una vida nocturna vibrante. Mientras pasaba por delande de dos esculturales mujeres, Ivana -mi acompañante- me explicó que aquí "la vida nocturna es sorprendente. Esta calle, por ejemplo,  se llama Silicon Valley, y no precisamente por su industria de alta tecnología."Terminé la noche en un curioso local que es medio restaurante, medio pub (con DJ y música electrónica) medio peluquería y medio supermercado... Se llama así precisamente: Supermarket. Ivana me habla de una curiosa iniciativa, una suerte de Pub Crawl que por 10 euros (y un mínimo de cuatro personas) consigues un guía nocturno que te asegura la admisión a locales como La Cantina de Frida, la discoteca MR:STEFAN BROWN, el H2O club o FREESTYLER, entre otros.

Alojamientos variados
Las opciones de alojamiento en Belgrado, también, son variadas y originales. Desde establecimientos modernos como el Hotel Bah, situado en una de las arterias peatonales de Belgrado; Knez Mihailova y rodeado de tiendas, cafés y restaurantes a la última, hasta apartamentos flotantes en el río, en la parte baja de la ciudad.Tuve ocasión de visitar el llamado Vinca Boat, una de las más exclusivas embarcaciones que flotan en las orillas de Sava, por tan sólo 150 eur/ noche...  Es propiedad de Vesna de Vinca, una atractiva mujer que organiza el certámen Miss Serbia. Justo enfrente, en la otra orilla, se extienden numerosas kafanas (las típicas tabernas serbias) junto a locales de nuevo diseño. Vesna me asegura que la orilla del Danubio es relativamente “pija” o más “fashion”, mientras que la del Sava es bohemia.Hablando de Kafanas. Se dice que uno no ha estado en Belgrado si no ha comido en "Question Mark". Se trata de la bodega más antigua de la ciudad. Fue construida en 1823 y, en su fachada luce un signo de interrogación. Me cuentan que es porque originariamente era conocida como la Kafana de la Catedral y, en tanto las autoridades religiosas no lo veían con buenos ojos, a falta de mejor nombre, plantaron el interrogante como protesta. Sus paredes albergaron la primera mesa de billar de la ciudad.La cocina serbia es reflejo de su pasado histórico. Desde el picante goulash húngaro al kebab turco, aunque hay una preferencia por los sabores eslavos y orientales. En cualquier caso casi siempre la carne es la estrella.

Espíritu decimonónico
La atmósfera añeja del Belgrado decimonónico permanece viva en los alrededores de esta Kafana, así como en las calles colindantes a la mencionada avenida Knez Milhailova. Por las noches la música gitana, las canciones de los tamborileros, el vino y las mesas ante las tabernas nos descubren que Oriente no ha desaparecido por completo y que Occidente aún no se ha adaptado del todo a una ciudad en la que la gente se comporta como en una encrucijada. De todos modos se respira un indudable aire cosmopolita, en parte a causa de las universidades como la Academia Serbia de Artes y Ciencias, y de los vecinos Centros Culturales.Por la tarde, el punto de encuentro de muchos jóvenes es la Plaza de la República, presidida por una estatua del príncipe Mihailo Obrenovic III y rodeada de edificios del siglo XIX como el Teatro Nacional o el singular edificio art decó del Hotel Moscow. Cerca de la fuente de los Soldados, en la calle Dure Jaksica, se asentaba una fuente que fue parte de un monumento turco tirado por los serbios tras su liberación.Un buen amigo que vive desde hace tres años en Belgrado me dijo que esta "no es una ciudad con grandiosos monumentos ni espléndidas ofertas turísticas. Pero de inmediato, se te mete dentro del corazón y ya no te abandona jamás". Y es cierto. Su ambiente tiene un "algo" especial que te engancha. Sus gentes son increíbles: cordiales, generosas, con ganas de vivir, de superar sus dificultades así como divertidas y entregadas a la amistad. No te sentirás solo en esta ciudad que vive... al límite.

Publicado el martes, 1 de septiembre de 2015

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