El Día de Muertos es una de las fiestas más importantes de México. La celebración se prolonga durante varios días: el 31 de octubre (Día de las Almas Jóvenes), 1 de noviembre (Día de Todos los Santos) y 2 de noviembre (Día de Todas las Almas).
El día de los muertos en México
La comunidad mexicana residente en España, con la colaboración de la Embajada de México y el Consejo de Promoción Turística de México, promueve diversas manifestaciones culturales cuyo objetivo es acercar la cultura e historia de esta festividad a ciudadanos y visitantes de España. En Madrid, por ejemplo, tendrá lugar una ofrenda del Día de Muertos en el Museo de América, que estará abierta al público del 1 hasta el 22 de noviembre, organizada por la Colonia de Mexicanos en Madrid, la Embajada de México, el Instituto de Cultura y el Consejo de Promoción Turística de México. También se ha organizado la exposición “Los Altares como expresión artística, ancestral y de vanguardia” en la Galería Blanca Soto, calle San Blas 4; la Ofrenda de Muertos en el Museo de América, dedicada a dos humanistas mexicanos Alfonso Reyes y José María Vasconcelos; y degustaciones gastronómicas en los restaurantes mexicanos Las Mañanitas, Entre Suspiro y Suspiro y La Panza es lo Primero. Y en Barcelona: la Ruta de Altares entre diversas entidades culturales y restaurantes y tiendas que han previsto entre el 26 de Octubre y el 8 de Noviembre, varias iniciativas en La Casa de América Catalunya, el Museu Etnològic o el Centro Cívico Sagrada Familia, entre otros, con diversas actividades como altares o talleres infantiles.
Sobre el Día de Muertos Desde tiempos prehispánicos, se tiene la creencia de que las almas vuelven a visitar a sus familiares y comen y beben como hacían cuando estaban vivos. Los familiares les brindan ofrendas, en altares decorados típicamente con cempasúchitl, velas, fotografías de los difuntos, y sus comidas y bebidas favoritas junto con otros objetos que en vida fueron del agrado del ser querido. Los festejos del Día de Muertos comienzan el 31 de octubre, cuando se pone una ofrenda en cada casa y llegan las ánimas de los niños muertos. A la mañana siguiente, el 1 de noviembre, llegan las ánimas de los adultos, y el 2 de noviembre se anuncia con 12 campanadas que los difuntos se van. Durante el primer día, los familiares limpian las tumbas de sus seres queridos en los cementerios, y los adornan con flores blancas para los niños y flores amarillas para los adultos. Encienden copal (incienso) y velas para alumbrar su camino de llegada y regreso. Dependiendo de la región, la ofrenda puede tener tres niveles (cielo, limbo y tierra) o hasta siete (que corresponden a la simbología de los siete cielos aztecas que se deben atravesar para llegar a Mictlán, lugar reservado para los que morían por muerte natural). Una costumbre mexicana que reúne a amigos y familiares, no sólo para recordar a los difuntos, sino también para el disfrute de todos aquellos que están vivos. Una festividad no para reírse de la muerte sino para reírse con ella.