Casi un centenar de expertos en la época romana homenajean al descubridor de La Olmeda

In duri regione romanitas. Estudios sobre la presencia romana en el valle del Duero en homenaje a Javier Cortes Álvarez de Miranda

Mosaicos de La Olmeda (Palencia)(c) Josep Guijarro
La Olmeda, esa villa romana que descubrió en su finca y que desde entonces es un ejemplo de gestión del patrimonio artístico como destino turístico, museo de extraordinarios mosaicos y centro cultural dinámico y activo.
Ya en vida, pero sobre después de su muerte, los homenajes se han sucedido fruto de la deuda que tiene contraída la sociedad con Javier Cortes. El último homenaje es la edición de un voluminoso libro, editado conjuntamente por la Diputación de Palencia y el Instituto Sautuola de Santander. La publicación, que reúne 60 colaboraciones escritas por 91 autores, se titula ‘In duri regione romanitas. Estudios sobre la presencia romana en el valle del Duero en homenaje a Javier Cortes Álvarez de Miranda’.
El libro constituye una edición especial. «Es un libro ajeno a cualquier colección de carácter científico con cualquier tipo de periodicidad. Lo que se pretendió desde un primer momento fue hacer una edición exclusiva y conmemorativa, ya que el evento lo merecía», explica Carmelo Fernández Ibáñez, restaurador del Museo de Palencia y editor científico del libro junto a Ramón Bohigas Roldán.
Carmelo Fernández mantuvo una estrecha relación de amistad y profesional con el homenajeado. «Javier era muchas cosas, buenas sobre todo. Antes que nada, una gran persona, especial en muchos sentidos. De esas que solo encuentras una vez en la vida. Creo que todos los que le conocimos y tratamos estamos de acuerdo en esto. Cordial, amable, culto, generoso, trabajador, empático, humilde… Son tan solo algunos de los múltiples calificativos por los cuales se le podía definir», asegura el restaurador del museo de la Casa del Cordón.
Javier Cortes llegó a desempeñar un papel muy activo en la arqueología. Cuando se le prergunta a Carmelo Fernández por este papel, responde primero que hay que hablar de su papel en la «Arqueología Nacional (con mayúsculas)». «Solo él fue capaz de hacer lo que hizo. Nunca se pueden categorizar las afirmaciones, ya sean positivas o negativas, pero pocos, muy pocos, en la historiografía de las investigaciones y los descubrimientos arqueológicos en España, han sido, jamás, tan desprendidos como él. Se pueden contar con los dedos de la mano, y aún nos sobrarían. Dejar vida y hacienda para la protección e investigación del patrimonio…..! Para que fuese de todos. ¿Qué papel tuvo? Hectáreas de terreno donadas a la provincia, horas de trabajo en excavación (en verano y en invierno) o de laboratorio, por no contar las de estudio, dinero en conservación y restauración. Con todo esto, revalorización de los terrenos…., todo lo conservó, lo estudió, lo publicó y lo regaló», enumera.
La deuda con Javier Cortes es impagable. «Dudo, sinceramente, que cualquier bien material pueda saldar esta deuda. Pero no creo que sea ni que él lo considerase deuda, si no, no hubiera actuado así. Conservar lo que nos legó es la mejor manera de recordarle, y de homenajear sus esfuerzos y desvelos», concluye Carmelo Fernández.
Y los homenajes no paran. El Ateneo de Santander prepara para el 15 de marzo un acto en el que se conmemorará el quincuagésimo aniversario de la fundación de Instituto Sautuola, en el que se recordará a dos ilustres hombres, ambos académicos de la Institución Tello Téllez de Meneses: Javier Cortes y Miguel Ángel García Guinea.

Publicada el jueves, 28 de febrero de 2013

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