De los 25 esqueletos, 17 son niños con deformación craneal. Los especialistas suponen que su muerte se produjo por el exceso de fuerza al apretar el cráneo
A 300 metros de Onavas, una población situada al sur de Sonora, fue descubierto el primer cementerio prehispánico con una antigüedad de aproximadamente 1.000 años. Incluye los restos de 25 individuos, 13 de los cuales presentan acusadas deformaciones craneales, y cinco de éstos también disponen de mutilaciones dentarias, prácticas culturales similares a las de grupos prehispánicos del sur de Sinaloa y norte de Nayarit, que no se habían registrado en este estado mexicano.
Algunas de las osamentas portaban ornamentos elaborados con conchas y caracoles de la región del Golfo de California, como brazaletes, una nariguera, aretes, pendientes y collares de cuentas de concha; además un individuo fue enterrado con un caparazón de tortuga colocado a la altura del abdomen. Cabe destacar que los enterramientos no estaban acompañados de ofrendas.
Lo más relevante para los arqueólogos, es la evidencia de costumbres que no se habían registrado en los antiguos grupos culturales de Sonora: la deformación craneal (frontal occipital) que se aplicó a 13 individuos del Cementerio —como se ha denominado al sitio—, así como la modificación mediante el desgaste de la parte lateral de las piezas para darles la forma de “V”.
“El área del hallazgo reúne características únicas, porque mezclan las expresiones de los grupos del norte de México —como el uso de ornamentos elaborados con conchas y caracoles del Mar de Cortés—, con tradiciones del Occidente nunca antes encontradas en territorio sonorense. Con este descubrimiento se amplía el límite de influencia de los pueblos mesoamericanos mucho más al norte de lo que tenía registrado la arqueología”.
Así lo destacó la arqueóloga Cristina García Moreno, directora del proyecto de investigación, que realiza la Universidad Estatal de Arizona, Estados Unidos, con aprobación del Consejo de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al dar a conocer los descubrimientos derivados de la temporada de excavaciones 2012.
El Cementerio de Onavas no pertenece a grupos mesoamericanos migratorios, sino a uno sedentario que tuvo un desarrollo local y que en algún momento de su historia entabló contacto con Mesoamérica e incorporó algunas ideas a su cultura. La experta declaró que "estamos en proceso de investigación para confirmar si existe una relación con grupos de Sinaloa y Nayarit”.
Cristina García refirió que la deformación craneal en las culturas mesoamericanas se usó para diferenciar a un grupo social de otro o con fines rituales, en tanto que la mutilación dentaria en las culturas de Nayarit se practicó en púberes como un rito de paso hacia la adolescencia, lo cual coincide con los hallazgos de Sonora, donde los cinco cuerpos que la presentan son mayores de 12 años.
Los arqueólogos, sin embargo, no han identificado un patrón de enterramiento que indique jerarquías. "Tampoco hemos podido determinar por qué algunos tenían ornamentos y otros no, ni por qué de los 25 esqueletos solo uno corresponde al sexo femenino" -puntualizó.
Publicada el martes, 18 de diciembre de 2012
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